Música urbana panameña: resurgiendo de las cenizas
En un mercado que, de momento, dominan la unión de artistas puertorriqueños, dominicanos y colombianos, resulta complicado ver que exponentes panameños logren poner su nombre en los grandes anuncios publicitarios junto a los de estas nacionalidades, pero, contra todo pronóstico, una nueva camada de cantantes canaleros se abren paso en el mundo del conocido ritmo ‘TumPa TumPa’.
Mucha agua ha corrido desde aquel 2009 en que el chitreano Nigga (o también DJ Flex) con su estilo romántico y su canción ‘Te Quiero’ ganó ocho premios Billboard en una sola noche, dejando atrás a gigantes de la talla del grupo Aventura o solistas como Luis Fonsi. Sin duda, en aquel instante, el talento panameño fue visto y escuchado en todo el mundo, sin importar la barrera del idioma.
Para esos mismos años Makano lanzaba ‘Déjame entrar’, tema que lo catapultó a la escena internacional e hizo reforzar el trabajo que ya realizaban otros como Eddy Lover que, en 2006, junto a La Factoría estrenaron ‘Perdóname’, canción que marcó a una generación entera de hispanoparlantes. Dentro de estos éxitos de nacionales existía un común denominador: ritmos urbanos con temática de amor.
Era claro que los panameños tenían la fórmula para escalar mediante esta combinación, pocos lo hacían como nosotros dentro de lo urbano. Prueba de ello se ve en la discografía de Tommy Real, El Roockie, entre otros, quienes venían haciendo lo propio desde antes. Llamarlo reggaetón, pop o de otra forma es una interrogante aparte, misma que de haber sido resuelta en el pasado no haría tener las arcas carentes de exponentes de talla mundial en el 2021.
Fallamos en eso, no le dimos un nombre propio a lo que hacíamos, caso inverso a lo visto en República Dominicana, quienes de inmediato nombraron como: ‘dembow’ a lo que estaban confeccionando. Situación que ha llevado a artistas como El Alfa y Rochy RD a estar en boca de todos cada vez que estrenan un nuevo sencillo.
Volviendo a Panamá, tocaba enfrentar cierta sequía desde el 2010. “El público y los cantantes estaban en constante evolución y quizás ya se estaba aspirando a otras cosas, algunos se conformaban con llenar discotecas de Zona Viva y listo. Se pusieron techos muy bajitos y la falta de nuevas ideas pasó factura”, comentó Rogelio García, DJ retirado.
Este conocedor de las pistas y las mezclas también hizo énfasis a que muchos de los cantantes que tuvieron años de gloria hasta finales de 2009 ya venían tirando hits desde mediados de la década de los 90’ y que no era fácil mantenerse fresco con el pasar de los tiempos. “Algunos se cambiaban de género (musical) para seguir vigentes y otros hasta se metieron en la iglesia y abandonaron este barco”.
García cerró diciendo que algo de lo que sí estaba claro es que no todo está perdido y a pesar de ya no tener a El General o vivir los mejores días de Apache Ness, Almirante, Renato, Kafu Banton o Aspirante, las nuevas generaciones aprovechan algo que no existía antes: las redes sociales, acompañadas de una capacidad envidiable de volver a la gente famosa en cuestión de días.
De a poco morían los tiempos de los CD’s y aparecía en la vía un nuevo chico: El Kid, con letras innovadoras y un estilo fresco. Parecía el momento de una nueva ola, pero una muerte tempranera en 2011 apagó su voz, más no su legado. El reloj seguía su marcha y algunos nombres seguían yendo y viniendo rodeados de altibajos. Los titulares que abarcaban no sobrepasaban el istmo.
“Discotecas y algunos países de Suramérica, solo allí estaban pegados. Abandonaron lo que antes había servido para cantarle a los ‘guettos’. Fue una lástima que ya no se aspirara por el gran mercado internacional, los premios y reconocimientos y que ahora con solo tener agenda llena un sábado se sintieran llenos”, así empezó Andrés Taylor, fanático de la música urbana y quien también quizo colaborar en este escrito.
Andrés creció escuchando a Danger Man, Japanese, Chicho Man y muchos otros. De esta forma entendió que en la música panameña existían dos bandos: los que buscaban calar afuera cantando ‘comercial’, sin tantos modismos y con una letra pegajosa, y los que presentaban música solo para los oyentes del patio.
“Había un balance, un grupo por allá haciendo lo suyo y el otro con sus asuntos también, pero de a poco solo fueron quedando los que tenían sus sueños y metas aquí (en Panamá). Eso acabó con las alternativas y la gente de a poco ya solo consumía músicas de puertorriqueños como Daddy Yankee, Arcángel y de los recién descubiertos colombianos J Balvin y Maluma”, añadió.
“Ya era loco comparar a Dubosky y Akim con gente de allá (Puerto Rico) porque ellos ganaban cosas cada día y tienen millones de vistas en sus canciones y mucho menos poner en una balanza a Comando Tiburón con Wisin y Yandel. Ahora se les mira como dioses, cuando antes las distancias entre nuestra música y la de ellos eran mínima”, concluyó.
Continuando la cronología, Joey Montana con su éxito ‘Picky’ del 2015 nos devolvió al mapa en una era donde lo simple es lo comercial y un buen coro puede hacerte subir como la espuma. Su problema: no supo replicar su éxito en futuros proyectos. Lo bueno: sembró una semilla de ambición que otros regarían y de forma posterior cosecharían.
Artistas de ámbito mucho más urbano también saboreaban la efímera gloria como: El Boy C, quien al firmar en 2014 con la disquera Carbon Fiber Music, de Farruko se le auguraba un tremendo futuro. Nada más alejado de la realidad. Nunca pudo llenar las expectativas y en 2018 terminó esas relaciones laborales, para ese mismo año revivió Kenny Man con ‘Ni Gucci ni Prada’.
Este último solía destacar como rapero y un estilo alejado de lo vistoso y ‘para todo público’, pero la canción con título de marcas extravagantes lo hicieron llenarse la vista y los bolsillos… al menos por un tiempo breve. Cruzábamos años de bonanza en el país así que los giros del destino eran constantes en la música. El climax de este punto estaba por aparecer.
Líos con el derecho de autor del tema, donde muchos son los implicados, e incluso una firma veloz con la multinacional Universal, quien no quería dejar pasar este temazo, son solo parte de la historia que terminó por devolver al cantante a la realidad, no sin antes hacer un remix con Sebastián Yatra. Como si fuera poco, en la actualidad, Kenny, se encuentra con una medida que le impide salir del país.
Dejamos todo esto, volvemos al presente y llega el turno de hablar de los dos que están defendiendo la bandera tricolor a como dé lugar fuera de fronteras, se trata de Sech y de Boza. El primero dio sus primeros pasos como productor y el segundo salió de un experimento llamado ‘The New Wave’ que explotó en 2015 y que presentó al mundo a este y a otros dos (Yemil y El Tachi) que siguen sin mostrar su mayor potencial.
‘El Peluche’ como es conocido Sech mantiene una seguidilla de buenos años con fama internacional, que se afianzaron en 2019 cuando estrenó ‘Otro Trago’ junto con Darell, aunque desde antes ya lograba cautivar al público nacional con canciones como ‘Miss Lonely’. Para 2021 son tres los álbumes de estudio con los que cuenta y es el músico canalero más famoso.
Boza, por su parte, le debe su nueva escalada a ‘Hecha pa mi’ del 2020, tema que durante el apogeo de la cuarentena mundial se viralizó en la plataforma Tik Tok debido a su coreografía. También se le agrega a su repertorio ‘Ella’, ‘Lollipop’, ‘Me Mató’, entre otros que completan sus álbumes, sacados bajo el sello de Sony Music.
Los premios empiezan a volver a casa. Estos dos, de a poco, escriben su nombre con letras doradas, prueba de ello son los reconocimientos que alcanzaron en meses pasados. Sech con el Latin Billboard a Artista del Año Debut de 2020 y Boza con el Premio Heat a ‘Artista Revelación’ dado en 2021. Más reciente y en lo urbano ningún otro panameño ha ganado algo similar.
Sus ritmos son similares a la vez que distintos, si bien, en algún momento cantaron ‘canela’ (forma panameña para referirse a lo romántico) y dancehall, evolucionaron y ahora buscan nuevos horizontes dentro de la vasta zona urbana, sin dejar de lado las tendencias que vuelven comercial a un sencillo.
Muchos nombres se escapan de esta recopilación, siquiera a modo de mención, pero lo cierto es que el objetivo no cambia ni un poco: despertar en las nuevas generaciones de cantantes esa vena comercial y esas letras distintas que nos hacían triunfar afuera y que nos puede llevar de vuelta al sitio que merecemos como pioneros del género.
Sech y Boza ya están poniendo de su parte, dejando una huella imitable por otros. Queda en nosotros, los consumidores, poner el granito de arena faltante y apoyar lo autóctono, de lo contrario, los momentos de ausencia panameña regresarán y cada vez nos acercaremos más a ser una sucursal radial de los éxitos de artistas de otras nacionalidades.
¡Qué el tiempo nos llene de más notas y artículos sobre los éxitos de cantantes panameños y menos de ‘análisis’ de lo que no se hizo y pudo ser!
El autor es estudiante de Periodismo