La Huelga Inquilinaria: Una Lucha Olvidada por el Derecho a un Techo
La Huelga Inquilinaria es mucho más que un simple suceso en las memorias de la historia panameña es una lucha fundamental y lamentablemente, a menudo olvidada, por el derecho básico a un techo digno. Este evento no fue menor: escaló hasta convertirse en el catalizador de una intervención armada de los Estados Unidos en Panamá, un hecho que fue solicitado directamente por el gobierno de turno y respaldado por la oligarquÃa nacional. El presidente Rodolfo Chiari justificó esta acción amparándose en el artÃculo 136 de la Constitución de 1904, que permitÃa la intervención extranjera ante cualquier suceso que comprometiera la estabilidad de la operación del Canal de Panamá.
Este episodio, realmente sombrÃo en la historia del paÃs (según lo parafraseado por Betancourt P.G, 2020) dejó secuelas que trascendieron lo inmediato. Aunque la huelga gozaba del apoyo de la Liga de Inquilinos y de grupos cÃvico-polÃticos como Acción Comunal, las resoluciones gubernamentales no solo golpearon la vida polÃtica sino también las esferas sociales de los izquierdistas. Y es necesario dialogar de un tema un poco escabroso, pero que atañe a esta pequeña reflexión.
Fue en la presidencia de Belisario Porras donde las fuertes inversiones en infraestructura conllevaron al déficit del erario. En esta situación de inestabilidad económica y falta de confianza se da la disputa entre los chiaristas y los porristas. La situación empeoró con la Ley N° 29 de 1925, la cual impuso un impuesto sobre la propiedad inmobiliaria. En lugar de asumir el costo, los propietarios actuaron con rapacidad: trasladaron y, en muchos casos, aumentaron excesivamente el impuesto a los inquilinos, subiendo los arriendos entre un 25% y un 50%.
Ante estos abusos surgió la Liga de Inquilinos y Subsistencia, una organización popular, que era un departamento del Sindicato General de Trabajadores (SGT), la cual convocó una huelga que fue reprimida brutalmente, por el gobierno de turno quien solicitó la intervención estadounidense con el apoyo de la oligarquÃa.
Es necesario anotar que la Liga de Inquilinos no era un grupo improvisado. Eran momentos crÃticos en la vida nacional por la presencia estadounidense en territorio panameño. A pesar de la derrota inmediata y la represión, que incluyó la deportación de lÃderes como Blázquez de Pedro, la huelga de 1925 dejó un legado que no se puede borrar.
Debido a la persecución que ocurrió en este movimiento de 1925, por parte del gobierno y las células polÃticas infiltradas en el movimiento de la Liga de Inquilinos, se dio al traste con este primer movimiento. Incluso, en el mismo apoyo por parte de Acción Comunal, grupo de personas cuyo ideal era la presencia anti-estadounidense, habÃa influencias polÃticas.
A cien años de distancia, mientras Panamá sigue lidiando con problemas de desigualdad, gentrificación y acceso a la vivienda, la huelga inquilinaria nos obliga a reflexionar. ¿Hemos aprendido la lección? ¿O el fantasma de 1925 sigue rondando nuestras ciudades, recordándonos que mientras el derecho a un techo se subordine a la especulación, la verdadera paz social seguirá siendo una quimera? Es nuestro deber mantener viva la memoria de aquellos inquilinos y su lucha, no solo para honrar su sacrificio, sino para impulsar las reformas sociales que siguen pendientes.
La autora es estudiante de la MaestrÃa Relaciones de Panamá con Estados Unidos (CRUPO).


